La ansiedad: Mi problema…

Ubicación: Quito, Ecuador.
Fecha: Septiembre 12 de 2017.
Hora: 10:30 PM

– Tengo más de de 9 horas sintiendo unas molestias que no logro identificar, no puedo conciliar el sueño. Siento cada latido del corazón de una forma peculiar, fuerte y con ritmo, sin embargo, no sé por qué pienso que el latido que acaba de pasar pudo ser el último.

– ¿Por qué? ¿Por qué pensar que mañana no despertaré, si ni siquiera puedo dormir? Espera, siento que no puedo respirar. ¿Qué me pasa? ¿Por qué de pronto quiero salir huyendo de la habitación? Si salgo, no encontraré nada más que el pasillo del hotel, es amplio quizás ahí puedo respirar, no, mejor abro la ventana.

– No hay brisa…

– Bebo agua, siento que el corazón se me sale del pecho, me duele un poco, pero no sé identificar qué me duele ni por qué. Es la espalda? Las costillas? Es el pecho? Sí, es el pecho, creo. Mierda… Llamaré a alguien, a quién? Estoy trabajando a 7.500 km de casa, no tengo a nadie. Un médico, necesito un médico. Maldita sea dónde está el puto teléfono en esta habitación? Lo encontré.

– Recepción? Necesito un médico. Sí, urgente. No sé, no sé qué tengo. En cuánto tiempo puede… Sí, habitación 210. Me duele el pecho, es muy raro no sé por qué no puedo respirar, que venga alguien por favor.

– Espero. En 1 hora llega el médico…

– El trabajo, mi familia, me mudé, tengo deudas, tengo 4 años y medio sin vacaciones, no me he alimentado bien, maldita sea estoy frustrado, siento que no avanzo, a dónde mierdas voy si no sé cómo estoy caminando ni en qué dirección. Por qué pienso todo esto? Por qué pienso? No quiero pensar, no quiero pensar, no quiero pensar, quiero dormir, quiero irme de aquí, quiero saltar por la ventana, quiero huir, me siento encerrado y quiero no sentir nada, quiero estar tranquilo, no quiero pensar… no quiero, no quiero.

– Hola, sí, soy yo. Gracias por venir Doctora, de verdad gracias por venir. Pase, por favor.

ansiedad
Mi primer ataque de ansiedad.

No recuerdo los detalles de esa noche, sólo puedo recapitular eso que escribí. Siendo sincero, ahora que pienso en ello no puedo evitar sentir cierta agitación. Y es que la ansiedad es un problema silencioso, un problema que no sabes que tienes hasta que se manifiesta de mala manera, como alguien que llega sin ser invitado y que, además, llega a hacer destrozos en tu casa. Es horrible.

Hoy quiero escribir sobre mi problema. Hoy quiero sentir que después de interminables semanas de angustia y preocupación, tengo la capacidad de controlar lo que pienso y lo que siento; quiero enfrentar al problema describiéndolo y haciéndole saber que el control de mis pensamientos me pertenece a mí, y que no importa con qué frecuencia ni con qué fuerza pretenda alejarme de mis cabales, en mi vida mando yo, y no la ansiedad.

Pues bien, hace 3 meses tuve mi primer episodio. Jamás pensé que yo podría padecer ningún tipo de alteración emocional o psicológica, porque siempre he sido bastante parco y asertivo, sin embargo ahí está la ansiedad, persiguiéndome de forma incansable durante el día y la noche, asomada en mi ventana como si de un alma en pena que busca venganza se tratara.

Honestamente he tenido un último cuarto de año bastante feo, producto del estrés, producto del cansancio, producto de un ritmo de vida absurdo que no me ha llevado a ningún lado. Me explico, la ansiedad no es sinónimo de «preocupación» propiamente, cuando las personas se refieren a la ansiedad suelen hacer referencia a un estado emocional alterado y preocupado, pero más allá de esa vaga descripción, quiero decirles que sentirse ansioso, es sentir que no sabes ni qué sientes ni por qué lo sientes. Sientes cada palpitar y sientes una introspección difícil de explicar, es una especie de hipersensibilidad física y emocional, sientes ahogo, sientes dolor, frustración, todo a la vez. Sientes muchas cosas, todas ellas negativas tanto a nivel físico como psicológico. Y en el peor de los casos, sientes que quieres acabar con ello de una vez, y no sabes cómo.

Las razones para alcanzar un estado de ansiedad como el que yo he estado sintiendo son variadas y dependen de cada persona. En mi caso, después de varias semanas de dolor y malestar, entre llantos inesperados y episodios de ahogo, he determinado que las cosas que me llevaron al colapso son las siguientes:

  • Exigencia física: Iba al gym 7 veces a la semana para escapar de los problemas de oficina, entrenaba mucho pero mal, y me alimentaba peor. Tomaba pre-work para no cansarme en el gimnasio y además tomaba energizantes por la mañana y por la tarde para rendir en la oficina. Era una maldita receta para un infarto.
  • Exigencia mental: Empecemos por decir que a día de hoy tengo más de 4 años y 7 meses sin vacaciones, desde que en 2013 me propuse emigrar de Venezuela mi vida ha ido llenándose de obligaciones y responsabilidades laborales que por X o Y no he sabido administrar ni dejar de lado, y eso pasa factura en algún momento. Ya no quiero ir a la oficina, me siento agotado mentalmente, los problemas que antes solucionaba en 2 horas ahora me toman 2 días, lo noto y ahora entiendo por qué exploté aquella noche en Ecuador, es lógico, mi cabeza no dio para más. Y sin entrar a valorar la calidad de los proyectos en los que he trabajado los últimos dos años, simplemente he de decir que la frustración ha sido mi almuerzo repetido cada día en todo ese tiempo…
  • Exigencia emocional: No quiero poner excusas, siempre pensé que tener lejos a mi familia era normal por ser un emigrante más, pero en el tiempo que he estado fuera de casa han sucedido muchas cosas, la inseguridad acecha con demasiada frecuencia y el temor está ahí, latente, y yo sigo esperando que a mis padres y mis hermanos nada les suceda. Todo el que ha salido de Venezuela sabe a qué me refiero, y todo el que ha sido víctima en repetidas ocasiones lo sabe con mayor claridad aún.

Mi experiencia en el Ecuador ha sido desastrosa, y al llegar nuevamente a mi casa en Colombia lo primero que hice fue pedir varias citas médicas, como desconocía qué tenía primero quise descartar cualquier patología física. Me hice exámenes de sangre, y un electrocardiograma: Descartados los problemas físicos. El sistema médico Colombiano tiene ciertas deficiencias (a mi entender) sin embargo, agradezco mucho a la Doctora que me atendió y me dijo «por los problemas que me cuentas, yo creería que lo que tienes es estrés y ansiedad. Y te recomiendo que para ello te veas con un psicólogo, eso te ayudará mucho«

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Yo, estando ansioso y sin saber exactamente qué hacer.

No era la primera vez que me comentaban el tema de buscar ayuda psicológica, la terapia es algo bastante normal y deberían enseñarnos a buscar ayuda desde pequeños, y así quitarnos esa idea de que el que busca ayuda en un psicólogo es un débil de mente, o está loco.

Acepté, total no perdía nada con ir a terapia. En realidad abrazaría y respetaría cualquier cosa que me ayudase a salir de ese estado mental y físico tan patético.

Ya llevo un par de semanas viéndome con ella, debo decir que las experiencias con la terapeuta han sido francamente gratificantes. Algunas de las cosas que me ha dicho ya las sabía, pero no es lo mismo saberlas a escucharlas de otra persona. El efecto es mayor cuando alguien te dice las cosas que has hecho bien o mal, y cuáles son sus posibles consecuencias y correcciones.

Ayer hice un ejercicio similar a este, quise escribir en una línea de tiempo las cosas negativas que me llevaron al colapso, y en un ejercicio de pro-actividad hice la misma línea de tiempo pero llenando las cosas positivas. (Estas dos cosas me las reservo, porque considero que no merece la pena exponerse de esa forma) Lo que sí que puedo mencionar al respecto es que, haciendo la línea de tiempo de cosas negativas pude entender que cada síntoma que tuve tenía mucho sentido, encontré las posibles razones que poco a poco fueron destruyendo mi paz mental. Esto me ha servido para comprender que, entendiendo las causas, puedo encontrar formas para atacarlas y evitar que en el futuro me afecten de la misma forma (punto para mí). Y por otro lado, haciendo la línea de cosas positivas, me di cuenta de que hay muchas cosas a las que no estaba prestando atención, y que de haberlo hecho antes, quizás las fuerzas positivas y negativas de mis experiencias hubieran tenido un poco más de equilibrio en mi cabeza.

Ya son casi las 12:15 AM acá en Bogotá, de momento sólo quería expresar esto que llamo mi problema, porque siento que ya tengo casi atada la solución (y este ejercicio de expresión forma parte de ella)

Por el momento me despido, próximamente les escribo de nuevo y con mejores noticias. Desde aquí, desde la terraza.

PD: Hay varias cosas que he ido encontrando en el camino, y que me han ayudado a despertar de mi aletargo, una de ellas es una canción llamada Lullaby

PD2: Si hay alguien allí afuera sintiendo lo mismo que he sentido yo: Te entiendo, y sé que no es fácil. Espero que mi experiencia sirva un poco para hacer este tema algo más normal, y espero que puedas entender que no eres el único y que siempre hay formas de superar los obstáculos.

52_weeks_through_the_psalms

 


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